HUELGA ESTUDIANTIL DE 1999-2000 EN LA UNAM. REGISTRO VISUAL, PESQUISA PARA RECONSTRUIR LA HISTORIA
Por Susana Rodríguez Aguilar*
A la memoria de Magda Rodríguez
Viva la disidencia porque esa es
la esencia de la Universidad:
Javier Barros Sierra
En la idea de intentar interpretar lo que aconteció antes, durante y después del movimiento estudiantil que vivió la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) hace 20 años, sólo comentaré algunos de los hechos al interior del medio de comunicación identificado con las izquierdas, y sobre los distintos contextos nacionales. Sin olvidar, los aportes que realizó la naciente sociedad civil, hoy no indispensable para el gobierno en turno; así como los movimientos sociales, políticos, culturales y académicos de finales del siglo XX; sólo algunos de los hallazgos visuales y textuales dentro de la historia social y cultural de México. Cabe mencionar, que para recrear este cacho de historia fueron necesarios la fotografía y el periodismo escrito como vestigios, como pesquisas.
El aumento a las cuotas y la implementación de reformas a las actividades académicas provocó, además de paros totales en Ciudad Universitaria y en los planteles, paros activos de otras instituciones educativas que se sumaron a la defensa de la educación pública y gratuita. Ni el deterioro del ingreso, el desempleo, el retroceso social ni la desaceleración económica y, menos aún “la disminución de la responsabilidad del Estado en el financiamiento de la educación” fueron considerados en la iniciativa rectora para modificar el Reglamento General de Pagos, origen del conflicto universitario.
La huelga obtuvo, aunque con incidentes en el camino, un diálogo entre rectoría y el Consejo General de Huelga (a partir del 8 de julio de 1999), mismo que derivó en un plebiscito, una Convención Democrática Estudiantil y un congreso democrático, donde la comunidad universitaria discutió y marcó el futuro de la máxima casa de estudios rumbo al nuevo milenio e incluso, enfrentó las amenazas de privatización encabezadas por el entonces nuevo régimen, enarbolado con la bandera panista. A ello habría que agregar un dato relevante, marcado un año atrás, en 1998, por el Consejo Nacional de Población (CONAPO) referente a que existían en nuestro país 20.1 millones de personas cuya edad variaba de entre los 15 y los 24 años; es decir que, uno de cada cinco mexicanos estaba en este rango de edad.
Foto hemerográfica:Rodas/Cartón de Helguera, 10 de mayo de 1999, La Jornada
La UNAM vivió su huelga más larga a finales del siglo XX. Estalló el 20 de abril de 1999 por la oposición a reformar el esquema académico que incluía la reforma al reglamento de pagos, aprobado días antes, el 15 de marzo, y meses después fue suspendido, el 13 de abril del 2000. Mítines, marchas, asambleas, manifestaciones, bloqueos viales, jornadas informativas, consultas, brigadas callejeras y suspensión de clases derivaron en la renuncia del rector Francisco Barnés de Castro el 12 de noviembre de 1999, y cinco días después Juan Ramón de la Fuente llegó a la rectoría. No se cumplió la declaración de Barnés, aquella que refirió en marzo de 1999, respecto a que “los estudiantes paristas no son los que designaron al rector y tampoco tienen autoridad para pedir la renuncia”.
Hubo clases extramuros, terrorismo telefónico contra huelguistas, así como detenciones, crucificados, huelgas de hambre de universitarios y de sus familiares, así como roces entre granaderos y paristas, e incluso, actos vandálicos; y el roce de estudiantes con integrantes del diario La Jornada (13 de septiembre 1999) durante la marcha de las antorchas, en otro escenario paralelo al Zócalo del entonces Distrito Federal, en el Museo de la Ciudad de México, donde les gritaron ¡Prensa vendida! a los representantes de ese medio. Sin dejar de mencionar la también participación de provocadores, infiltrados y rompehuelgas. Los altibajos en las negociaciones incluyeron desconfianza y acusaciones de dobles discursos, entre las partes.
A un año de la huelga, con la universidad todavía ocupada por la tropa, a petición del rector [apoyado por más de un millar de investigadores y profesores], el 2 de abril del año 2000, el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), José Luis Soberanes, estableció la conveniencia de que el Congreso de la Unión expidiera una ley de amnistía; ello para liberar a los estudiantes presos, acción que ayudó a desactivar el conflicto.
Instalaciones, escenarios y personajes de la UNAM fueron utilizados por los diferentes diarios de la época, aunque la institución siempre dio motivo para ello. El ejercicio periodístico, en el caso de La Jornada, a diferencia de otros, no sólo le dio una sección especial al conflicto, abrió el espacio a ex rectores, docentes, líderes y activistas estudiantiles del pasado inmediato; además, desplegó la información en páginas interiores, y en sus portadas y contraportadas, lo que establezco como las dobles portadas. Y, por supuesto, incrementó el número de páginas a sus ejemplares, pasó de 32 a 48 y 52 páginas por ejemplar; incluso, llegó a tirar ejemplares con 68 y hasta 76 páginas. El tema de la UNAM y otros colaterales fueron cubiertos y difundidos. El espectáculo informativo atraía publicidad, ventas y lectores.
Tan sólo, recordemos la consulta “zapatista” y la visita de integrantes del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) al Distrito Federal (DF), hoy Ciudad de México. Los conflictos internos en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) para designar candidato a la presidencia de la república; los avances del Partido Acción Nacional (PAN) para robar reflectores al gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León, así como aquellos reflectores que también iluminaron los avances del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el DF, tras la candidatura del tabasqueño Andrés Manuel López Obrador para dirigirlo.
Tiempo en el cual, el expresidente Carlos Salinas de Gortari pidió la liberación de su hermano Raúl, acusado de lavado de dinero. El ex subprocurador general de la república, Mario Ruiz Massie se suicidaría, durante su arresto domiciliario en New York; y otro suicida sería Juan Manuel Izábal Villicaña, oficial mayor de la Procuraduría General de la República, muerto de un disparo en la cabeza y hallado en su vehículo a una cuadra de su domicilio. Época en la cual se dictó orden de captura al priísta Mario Villanueva, por desviar dinero público -140 millones de pesos- como gobernador de Quintana Roo y quién, hace unos días, pidió la intervención del actual presidente de la república para salir de la cárcel. El PRI cumplió 70 años y se recordó el 80 aniversario de la muerte de Emiliano Zapata; mientras que la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo) cerró sus puertas, después de 38 años de actividad.
De entre otros contextos, Cuauhtémoc Cárdenas aceptó haberse reunido con Carlos Salinas de Gortari, después de las cuestionables elecciones presidenciales de 1988. Mientras, que la reforma realizada en 1993 al artículo 82 constitucional, entró en vigor en 1999, y permitió a hijos de padre o madre mexicanos, con residencia mínima de 20 años y con pleno goce de derechos, competir por la presidencia de la República. La modificación que Salinas propició para su allegado, José Córdoba Montoya, la aprovechó, otro, que cumplió con los requisitos de ley: Vicente Fox Quesada [hijo de madre mexicana con español]. “¿Por qué tiene tanta prisa Vicente Fox en ser presidente de la República?”, le preguntó Elena Gallegos, reportera de La Jornada, el 16 de febrero de 1998: “porque no soporto que cuarenta millones de chiquillos y jóvenes estén sentenciados a tragar frijoles y tortillas el resto de su vida; por la amenaza de más guerrillas y sublevaciones y --¡Porque sí!”, fue la respuesta de Fox.
En este tiempo fueron desplegados en las contraportadas, de entre otros temas y subtemas gráficos, los reportajes sociales, lo correspondiente a oficios, accidentes, contingencias, marchas o mítines en el DF; los contrastes en la ciudad por la contaminación ambiental y por el deterioro ecológico, así como las fiestas populares. El entretenimiento, los deportes, la cultura, las costumbres, los rituales religiosos y la vida cotidiana se entremezclaron con la unidad nacional en defensa de la soberanía,[1] y las expresiones de repudio ante la crisis económica que se vivía. “Barzonistas”, docentes de educación básica y sindicalistas se disputaron el espacio en calles y en medios de comunicación.
En cuanto a la numeralia sobre el tema universitario, de los 680 días del período (9 de febrero de 1999 al último día del año dos mil), La Jornada en 1999 (246 días) incluyó información en texto, en foto o en ambas; mientras que, en el año 2000, sólo en 135 días abordó la temática (37%). Y lejos de lo que pudiera pensarse, sólo el 23% de la información total fue fotográfica dentro de este período y en las caras principales del medio: sus portadas y contraportadas. Materiales gráficos realizados, entre otros por Carlos Mamahua, Cristina Rodríguez, Carlos Cisneros, Tomás Bravo, Juan Carlos González, Duilio Rodríguez, José Antonio López, José Núñez, Francisco Olvera y Frida Hartz.
Las tomas generales en blanco y negro remarcaron la problemática estudiantil. Y de entre varios contextos, pudo observarse como fondo o en primer plano, el auditorio Justo Sierra de la Facultad de Filosofía y Letras; así como la explanada de rectoría y la fachada de la biblioteca central, con mosaicos policromos, obra de Juan O’Gorman. Las fotografías panorámicas y los close-up fueron difundidos por La Jornada, como una forma de poner en el centro de la opinión pública el tema universitario; pero también fue una bocanada de aire fresco para éste, por el aumento en su número de páginas, publicidad, tiraje y ejemplares que circularon.
Aunque el periodismo que ejerce La Jornada es una relación política, social y cultural entre ciudadanos “que trasciende, al simple consumo”; el diario avanzó a contracorriente ante la competencia y “ante una preocupante tendencia gubernamental [que activa] mecanismos ilegítimos de control de la prensa, particularmente el de la asignación discrecional y facciosa de la publicidad”.[2]
Dar cuenta del conflicto universitario desde febrero de 1999 sí fue una bocanada de aire para un medio que sufría problemas en su plan de negocios por falta de liquidez, por malos manejos administrativos, así como por la discontinuidad en el proyecto que le dio origen, y por un giro en el uso de la fotografía en el año 2000, por mencionar sólo algunos elementos.
Cabe recordar que incluso, días antes de que estallara la huelga en la UNAM, La Jornada vivió un conflicto laboral, el uno de abril de 1999, pero duró unas horas. Ello debido a que, “Con base en una supuesta carencia de recursos y que, al amparo de la Ley Federal del Trabajo, [existía] el riesgo de que la empresa [desconociera] el Contrato Colectivo de Trabajo, pactado entre Desarrollo de Medios, SA de CV y el Sindicato Independiente de Trabajadores de La Jornada (Sitrajor)". Acción premonitoria que vivió el diario, al pie de la letra, en el año 2017; y a la fecha sigue sin resolverse.
Foto hemerográfica: Rodas/foto: Francisco Olvera, 7 de febrero 2000, La Jornada
De entre los diversos materiales que publicó La Jornada sobre el tema universitario, por supuesto destacó la portada del 20 de abril de 1999, misma que dio cuenta del inicio de la huelga; la caricatura publicada el 10 de mayo de 1999; y la portada del lunes 7 de febrero del año 2000, que después sería republicada el 30 de mayo, tras ganar Francisco Olvera el Premio Nacional de Periodismo por fotografía. La imagen es, quizá, la más difundida, reconocida y un ícono multiplicado en varios formatos.
Al respecto, Olvera estableció: "Nos dirigimos al Che Guevara, hacia donde la PFP [Policía Federal Preventiva] estaba llevando a todos los detenidos del CGH [Consejo General de Huelga]. Afuera agarraron al muchacho que salió en aquella foto de primera plana, cuando en el interior se encontró con su pareja. Sólo escuché que le dijo: 'Ya valimos madres', se abrazaron y capté el momento".
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* Susana ha ejercido la docencia, el periodismo y la investigación histórica; la UNAM le reconoce los grados de licenciatura en Periodismo y Comunicación Colectiva, así como de maestría y doctorado en Historia. La también pasante en la Especialidad en Derecho de la Información por la UNAM impartió [2018-II/2019-1] e impartirá [agosto 2019-enero 2020] el Módulo: Protagonistas en la Historia del Fotoperiodismo Mexicano, en el Diplomado Fotoperiodismo y Fotografía Documental Mexicana: Facultad de Artes y Diseño-UNAM. Algunos de sus materiales pueden encontrarse en: ResearchGate.
[1] El 21 de mayo de 1986 tuvo lugar la Marcha en Defensa de la Soberanía Nacional, del Monumento a la Revolución al Zócalo de la Ciudad de México. La manifestación incluyó: ciudadanos, representantes de distintos partidos y organizaciones, así como personalidades de la vida nacional; todos en contra de la política intervencionista de EE.UU., cuyo Senado “criticó el modelo socioeconómico histórico” de nuestro país.
[2] México 2000. Fin de siglo, anuario, Agencia de Servicios Integrales de Comunicación, SA. de CV., México, 2001, p.53.